Esta conocida actriz de Badajoz desvela que fue víctima de violencia machista en una relación que duró dos años y medio.
Natalia Reigadas
24/11/23
Cinco horas sentada junto al hombre que amaba mientras él le pasaba un cuchillo por el cuerpo y le decía que estaba pensando en si matarla hoy u otro día. Fue el final de una pesadilla de dos años y medio que revela la conocida actriz Paca Velardiez. Esta víctima de violencia machista «desnuda» la brutalidad que sufrió de su expareja para dar voz este 25-N a las que no sobrevivieron y a las que no se atreven a hablar.
Paca Velardiez es de Badajoz, tiene 55 años y sufrió ese episodio hace dos años. «De pronto ves el ogro aparecer», es la frase con la que advierte que al principio de la relación no podía prever lo que ocurriría. En la actualidad acude a terapia de grupo en la asociación Alma y explica que muchas mujeres coinciden en lo mismo. «Al principio, curiosamente, todos comienzan de la misma manera. Es una relación maravillosa, con una persona en la que tú crees, que tiene mentalidad abierta. En este caso venía de un país machista, pero vivió mucho tiempo en Estados Unidos».
Velardiez, antes de este episodio, había participado en actividades contra la violencia machista. «Yo ni pasárseme por la cabeza que me podía pasar algo así». Por esa razón pone su cara para contar una historia muy dura. Quiere demostrar que es falso el estigma de que la violencia machista solo afecta a las mujeres de una clase social o que son vulnerables. «Nadie puede decir a mí no me va a pasar».
«Yo ni pasárseme por la cabeza que me podía pasar algo así, pero hay que acabar con el estigma de que solo afecta a mujeres vulnerables»
Al principio de la relación vivían separados y todo iba bien, pero decidieron compartir casa «y todo se empezó a torcer». «Empieza muy suavemente, porque son increíblemente suaves, hasta tal punto que no te das cuenta hasta que estás metida en la boca del lobo».
«Comienzan con esto no me gusta, o no vamos a ir aquí o no quedes con tal porque tú y yo tenemos el mundo para compartirlo», dice Velardiez imitando el tono dulce que usaba su pareja. «Te iba quitando pequeñas cosas que tú no les das ninguna importancia porque quiere compartir esas cosas solo contigo, pero se van complicando».
«El ogro aparece cuando ha conseguido tenerte en sus redes con un control considerable, donde tú en ese momento no eres capaz de reaccionar porque no sabes lo que está pasando. Empieza la manipulación absoluta y la vejación. La autoestima te la destrozan y te conviertes en un objeto».
El maltrato psicológico afectó a su vida familiar, social, laboral y económica. Los insultos habituales eran «eres lo peor», «eres la más puta del mundo» o «eres alguien que va por ahí con todo el mundo». Los celos eran tales que la acompañaba a los espectáculos que esta actriz tenía que hacer. «Si venía conmigo a trabajar era malo, pero si no venía, yo tenía que volver con el coche a 140 por hora y con el teléfono en la mano. Si era videollamada mejor para comprobar que no viajaba nadie conmigo».
Cuando estaban separados, recuerda Velardiez, los mensajes en su móvil «eran un bombardeo constante». También le controlaba su contenido privado, exigía saber sus contraseñas o «hacía de comer y, si yo en ese momento no quería comer, me tiraba la comida».
Esta víctima dice que «las brutalidades» que sufrió son inabarcables en esta entrevista. Recuerda muy dolida que estaba cuidando de su madre de 95 años y su pareja «salía, volvía mal y al volver me amenazaba con mi mamá, con despertarla, con montar un pollo».
Eso provocó que se alejase de su familia. «Lo pones en un pedestal para que las personas piensen que estás bien, pero tú lo que estás intentando es salvar a las personas a las que quieres. Llega un momento que no sabes si las amenazas las va a llegar a hacer».
«Las noches eran las peores. A mí me podía pasar algo bestial y por la mañana me daba un besito y me decía: amor, vamos a desayunar y una tiene la capacidad de olvidar lo que ha pasado el día anterior, es increíble», dice Velardiez que cree que en su resistencia le afectó el rol de cuidadoras de las mujeres. «Yo esperaba salvarlo, cambiarlo».
Al final de la relación su pareja se obsesionó con que ella estaba con un amigo que tenía él en Badajoz. Un incidente en una obra de teatro hizo que Paca reaccionase. «La última vez que vino a un espectáculo conmigo, al terminar me dijeron que el señor que venía con nosotros se lo habían llevado en ambulancia por el estado en el que estaba (drogas y alcohol)».
Fue entonces cuando esta actriz le dijo que le ayudaría en lo que necesitase, pero que la relación se había acabado. Al principio, recuerda, él estuvo muy suave y le pidió un tiempo para encontrar otra casa. Luego llegó «el verdadero infierno durante dos meses».
Su pareja retomó los insultos y las amenazas. «Yo pasé noches y noches sin dormir, me escapaba al campo de una amiga a esconderme». En esos días él amenazó con suicidarse sentado en el borde de una ventana, «se pegó un montón de parches de morfina en el cuerpo y me dijo que tenía cáncer y estaba a punto de morirse».
El incidente definitivo ocurrió una noche a las tres de la mañana cuando Paca estaba dormida en su salón porque no se atrevía a irse a su cuarto. «Vino con el cuchillo más grande que había en la cocina y se sentó a mi lado».
«Me decía no hagas nada, no sigas llorando que me pongo nervioso», relata Velardiez. Mientras, le pasaba el cuchillo por el cuerpo, por los brazos y las piernas. «Me dijo que estaba decidiendo si lo hacía ese día u otro y yo no tenía manera de salir de mi casa».
«Yo me convertí en una roca. Apreté mi cuerpo y no quería ni respirar. Aguanté como pude. Yo no lo miraba, tenía la foto de mi papá, que era la persona más importante en mi mundo, murió hace tiempo, y un hermano mío que también había muerto. Y yo lo único que pensaba es, si hago cualquier cosa y me coge en un renuncio, en nada estoy con vosotros».
Unas horas después el agresor «se relajó y me abusó todo el tiempo que quiso. No me quedaba otra que permitir». «Cuando se hizo de día y pude decir ‘voy al baño’, bajó la guardia, salí de casa y no volví nunca más».
A pesar de todo esta víctima tardó dos días en poner una denuncia, «solo quería que se fuese, no quería perjudicarlo, pero recibía un bombardeo de mensajes constante diciendo que me estaba vigilando y que venía por mí».
El agresor entró en la cárcel tras la denuncia y pasó encerrado nueve meses a la espera de juicio. «Mi abogado me recomendó llegar a un acuerdo y acepté que lo deportasen. Ahora está libre en su país, pero está muy lejos de mí», dice Paca Velardiez que añade que, a pesar de todo, ha recibido recientemente mensajes de él.
El proceso que está llevando a cabo para recuperarse no ha sido fácil. Asegura que no hay suficientes recursos para las víctimas, «somos muchas y hay pocos abogados de oficio». También echa de menos mayor orientación y agradece, en su caso, haber encontrado a la asociación Alma que ayuda a mujeres, «y es como mi casa».
«No hablo solo por mí, lo hago por las que ya no pueden hablar o por las que no se atreven», añade.