Moisés de las Heras 8/7/24
“LA APARICIÓN”.
LA COMPAÑÍA, VERBO PRODUCCIONES.
Comienza la 69 edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida con una obrade Verbo Producciones, grupo comandado por ese gran empresario y actor llamado Fernando Ramos. Fernando Ramos se caracteriza por ser el gurú extremeño del arte dramático en la actualidad. A menudo suele traer al Festival obras de producción propia, casi todos los años, y casi todos los años es aceptada su propuesta. Pero no se crean que es por nepotismo o que tiene un gran enchufe. Nada de eso. Se lo gana a pulso, como buen profesional que es. Y lo demuestra cuidando sus producciones hasta el mínimo detalle. Una gran cantidad de profesionales con pundonor y ganas de hacerlo bien se esfuerzan al máximo por crear una comedia o un drama que no desmerezca a otras obras que puedan exhibirse cada año.
EL FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA, UN “CERTAMEN ENCUBIERTO”
A fin de cuentas, el Festival de Teatro Clásico de Mérida es una muestra donde diversos grupos de teatro echan pulsos para decidir cuál es mejor. Es un “certamen encubierto” que, aunque no tenga nada de certamen, allí las compañías se comparan. Sin la vitola de contar en su elenco con famosos (como Victoria Abril, María Garralón, Adrián Lastra o Anabel Alonso este año, entre otros), enfrentarse “a los grandes” obliga a Verbo Producciones a esforzarse más y darlo todo para no desentonar. Y ello se nota en “La aparición”.
“LA APARICIÓN”, UNA OBRA GENIAL.
“La aparición” supone un gol por toda la escuadra. Grandes y personajes de gran calado que te cogen por las gónadas desde minuto uno. Empezaré desmenuzando uno por uno los recursos teatrales y narrativos de la puesta en escena.
EL GÉNERO DE LAFARSA.
Como se advierte en la propia obra, así como en el programa de mano, solo se conservan unos cuantos versos de Menandro, y Florián Recio hace pinitos en un vodevil desatado y caótico que tiene mucha gracia. La farsa despendolada y las actuaciones esquizofrénicas e hiperactivas son la base del espectáculo. Todo ello es premeditado, de tal modo que hay que aceptar el estilo. Puede gustar o no, pero el estilo es ése. A mí me encanta, porque el género de la farsa ofrece frescura y dinamismo. También a “La aparición”. La farsa facilita la libertad creativa del director a la hora de idear la puesta en escena libérrima y también da libertad y recursos a quien lo interpreta. En general, la farsa en comedia da un aire de alegría y de fiesta al resultado, que se contagia desde el escenario y es de agradecer.
LA PUESTA EN ESCENA.
LOS TRES PILARES BÁSICOS EN ““LA APARICIÓN””.
Diríamos que tres son los pilares básicos que sostienen “La aparición” y, a su alrededor, otros elementos dramáticos completan la estructura.
PRIMERO, ELPRESENTADORPROTAGONISTA.
Esteban G. Ballesteros es esa columna maestra que la sostiene. Con gran calidad interpretativa, se dirige al público y cuenta la historia. La cuenta y no la cuenta, porque se despista y desvía cada dos por tres, y es loque provoca la hilaridad. Sobre Esteban G. Ballesteros y su actuación volveremos más tarde. Ahora hacemos referencia a su función en el texto que, construyendo tal perfil, exprime al máximo el aspecto formal de la historia. Con esa forma de ser tan enérgica y demenciada de Hebe, propia de este personaje tan prototípico, hace que nos fijemos hasta es la más pequeña menudencia de la obra, sin que perdamos el hilo. Ayudado, como no, por Pedro Montero, el otro actor-presentador, el dios del drama, que ejerce de ayudante al personaje principal, como complemento imprescindible. Volveremos sobre estos dos actores más adelante.
CÁNDIDO, EL AMANTE.
El joven Cándido es el segundo pilar que llama la atención, sobre todo por sus movimientos constantes e hiperactivos que no cesan un minuto. Un galán ridículo que hace ostentación de este recurso impagable. Una gestualidad hiperbólica pero agradable, dentro de los cánones del vodevil.
EL CORO. LA APARICIÓN
Una gran idea del director Paco Carrillo y del autor, Florián Recio, es convertir a cuatro cantantes en columnas griegas. La dirección de actores también contribuye al éxito de los cuatro personajes. Unas intervenciones actorales interrumpidas, en su justa medida, con cantos a Capella de los cuatro. Es el tercer pilar, recuerdo de cualquier espectador al que se le pregunte por “La aparición”. Es la tercera cosa que recordará, así, a bote pronto.
EL ENLADRILLADO.
Pero cualquier espectador “random” a quien preguntemos te dirá mucho más. Te dirá que otras piezas del enladrillado, del edificio teatral, son dignas de mención y las recordarán con agrado igualmente, cómo puede ser Rústica, el personaje interpretado por Carmen Moya, tanto por su función en la obra, cuya acción es básica para entender el conflicto y realizar cambios sobre él, como por su gestualidad. De igual modo destaca la hornacina y también los otros personajes que intervienen: el padre, representado por Fernando Ramos, Vetusta, representada por Paca Verdial o la madre, Severa, disfrazada como un dinosaurio, representada por Irene Hernández. Del mismo modo, el vestuario ridículo, pretendidamente ridículo, exagerado de todos: el padre con un sombrero de pergamino en la cabeza, el coro disfrazado de columnas, la decoración como si fuese un esqueleto de un edificio distorsionado. Todo ello compone un conjunto coherente, una unidad de estilo en que nada falta y nada sobra, donde se ha trabajado hasta el último detalle para dar una unidad única, global, y donde todas y cada una de las piezas cumplen sumisión y, a la vez, forman un conjunto uniforme. La dirección de actores, la dirección escénica, la música, todo rema en el mismo sentido y se tienen en cuenta mutuamente. Pero vayamos a pequeños detalles al respecto, que sin duda resultarán interesantes.
RECURSOS EN EL TEXTO DE “LA APARICIÓN”.
Volvemos a Florián Recio para analizar su texto. Un texto que rompe las líneas argumentales para irse por los cerros de Úbeda continuamente. Hebe es el director de orquesta. Diosa de la juventud, con su perfil de Drag Queen, con su carácter de “maruja” desenfrenada, ejerce de anfitrión de este desmadre, sin que por ello se moleste al espectador con un exceso de dispersión que le aburra. El texto, en este sentido, está equilibrado. Cuando crees que empieza a ser abusivo tal desparrame, los personajes vuelven otra vez a centrarse en la historia de los amantes que se ven a escondidas a través de un agujero en la pared. Tal desparrame tiene los tiempos bien medidos. Se dispersa lo justo para volver al argumento principal.
EL ARGUMENTO PRINCIPAL, UNA COMEDIACLÁSICA.
JOVENES CONTRA VIEJOS.
El argumento principal es, sin embargo, una comedia clásica mil veces vista. El argumento de los jóvenes que pretenden casarse a espaldas de sus padres y, de igual modo, el argumento de la vieja que pretende casarse con el joven o viceversa. Argumentos ya explotados por Moratín en “El barón” o “El sí de las niñas”.
EL ENREDO DEL SAINETE.
Pero, por otro lado, tenemos la comedia de confusión donde el engaño está servido. El sainete de mete-sillas y saca-muertos de toda la vida, junto con la traca final de “quién es quién” en el cierre, donde el uno es el hijo del otro y todo se embarulla con un pasado improvisado e inverosímilmente gracioso. Un Deus ex máquina al servicio de un vistoso final, como es típico en las comedias de los Siglos de Oro, de Lope de Vega y similares.
ANACRONISMOS.
Ello se complementa con el recurso al anacronismo, como es típico de las comedias que son actualizadas y llaman de este modo la atención de un público moderno. Referencias a Andy & Lucas, al “género fluido”, a las “fake news”, a canciones de moda bailadas a ritmo de perreo… crítica a los oportunistas que quieren entrar en política para eludir la pobreza y muchos otros. Cuestión en la que también colaboran los guiños del coro, interpretando fragmentos de “La guerra de las galaxias”, “Titanic”, “Carros de fuego” y alguna que otra más, cuyo título se me escapa. Y, en general, diversos y constantes anacronismos se suceden sin cesar,expuestos por uno u otro personaje.
EL DIÁLOGO ABSURDO. LA APARICIÓN
Otros recursos existen en el libreto de “La aparición”, como son las conversaciones absurdas de la pareja formada por Cándido y Esperanza, donde ella expone su interés en la metafísica o la sociología, ideas que son respondidas por Cándido con temas deportivos, como si todo fuera muy lógico, creando un sinsentido. Una conversación surrealista que, sin embargo, los personajes mismos creen que guardan coherencia. O aquel otro recurso que se da en la conversación entre Fernando Ramos y Rústica, que entran en un bucle interminable, al modo de aquel viejo chiste, no sé si lo conocen, que se cantaba en los campamentos: “Érase una noche oscura y tenebrosa…”. O aquel otro: “yo no te digo ni que sí ni que no, solo te digo que si quieres que te cuente el cuento que nunca se acaba y que ya se acabó”. Responda sí o no el interlocutor, se repite el mantra.
EL LEITMOTIV
Suele ser muy eficaz repetir a menudo una frase que cale en el espectador y que se conviertan en un leitmotiv de la obra. Es el caso de la palabra “oradar”, que finge no entender uno de los personajes y que el otro corrige explicando que se tratade hacer un “bujero” en la pared. Funciona como leitmotiv, repitiéndose varias veces a lo largo de la obra. Por un lado, este ejemplo en concreto de la repetición de la palabra “oradar” y su aclaración unifica y da consistencia a
la obra. Por otro lado, se refiere a un detalle de argumento, el agujero que “oradan” los jóvenes para poderse reunir, y que le recuerda al espectador el eje principal de la obra.
EL REZO A LA MACARENA.
Aparte de ser un anacronismo más y causar comicidad, por la alusión que implica a las Vírgenes castizas que inundan España en cada pueblo, adoradas en hornacinas, la referencia al baile de la Macarena en los gestos de Cándido rezándola se repite a lo largo de la trama, también como leitmotiv unificador. Doble función por tanto del rezo: la comicidad propia del recurso y el leitmotiv que supone.
¿ESTÁS EXTREÑIDO?, ¡ESO DEBE SER LA PATATERA! LAAPARICIÓN
También varias veces vemos cómo se repite este gag cómico, con el personaje de Hebe crispando las uñas como una maruja de manual, añadiendo a ese gesto de irritación toda la sucesión de preguntas y respuestas (“¿estás extreñido?”“eso debe ser la patatera”…) El mantra se da siempre de la misma forma y sirve también de elemento unificador. Los elementos unificadores o leitmotiv en comedia son importantes, porque da unidad al texto. El espectador se siente cómodo y espera que, en cualquier momento, que sobrevenga, produciéndole una enorme satisfacción.
EL PERFIL DE LOS PERSONAJES. EL ARQUETIPO.
Volvemos al principio. Hablamos ahora de la interpretación de Esteban G. Ballesteros, en su papel de Hebe y de Pedro Montero como “Corista”, y los perfiles de ambos. Se atreve Florián Recio con dos caracteres clásicos del teatro, Hebe y Corista, los homosexuales. O mejor dicho, un arquetipo, la mariquita loca. Hebe construye a una loca de los pelos que tiene mucha fuerza. Tal arquetipo ha sido interpretado muchas veces por diversos actores a lo largo del tiempo. Es un personaje que tiene una energía incontrolable, que le hace destacar sobre los demás. Gritos, comentarios de “maruja”, irse por los cerros de Úbeda y un tanto también de zafiedad graciosa y encantadora son las características del perfil de la mariquita. Y también de Pedro Montero como personaje que le da la réplica. Gestos reconocibles de ambos que se explotan sin pudor, como puede ser el saludo— manoteo propio de las mariquitas, ritual que llevan a cabo también como leitmotiv, uno más. Sin reparos, se hace referencia a la típica pelea de mariquitas, acudiendo al recurso clásico de tirarse de los pelos una a otra o llamándose mutuamente “mejores amigas”. Sin pudor y con valentía se aborda el arquetipo. Florián sube a las tablas a estos dos personajes clásicos, para escándalo de los indignaditos. Cual hace abrigar esperanzas futuras, más aperturistas, en el género del humor.
LA INTERPRETACIÓN.
La interpretación de ambos actores es poderosa. Se carga de matices, de recortes, de giros sonoros en la dicción, de pausas y silencios oportunos, subrayando la comicidad. Con cambios de registro que alimentan unas interpretaciones soberbias. Su compenetración es proverbial. Cierto, todo hay que decirlo, gracias a papeles tan jugosos como los que les ha tocado en suerte, que les permite para lucirse con comodidad. Cada uno a su estilo alardean y realizan un soberbio despliegue de gestos y movimientos. Una genialidad de creación por parte de ambos.
EL CORO, AGAIN. LA APARICIÓN.LA APARICIÓN
Una referencia más obligada al coro. Destaca la música “a capella” interpretada por los hermanos Samino y por Alain Damas, educados en el Conservatorio de Música Esteban Sánchez y que, aparte de su calidad como cantantes, no desmerecen en sus intervenciones como actores y actrices, diciendo también el texto con gran solvencia. Y ni en un solo instante, en toda la obra, dejan de acusar con sus gestos loque ocurre en la escena, sin robar protagonismo al resto de actores.
RITMO BIEN MEDIDO.
Para finalizar, y con el peligro de pecar de ser demasiado extenso, hay que hacer referencia a la buena dirección de Paco Carrillo, que imprime un ritmo vertiginoso, sin dar respiro al espectador.
MUCHO ENSAYO.
En resumen, se notan las ganas, la fuerza y, sobre todo, la dedicación y la entrega. Se aprecian los numerosos ensayos que son necesario para conseguir esa compenetración entre actores, para dar un ritmo impresionante a la obra y para dejarnos sin aliento. Una obra que no nos permite relajar el cigomático mayor en todo momento. Hay que pensar en el trabajo tan inmenso que ha supuesto poner en pie una obra de nuevo cuño tan impresionante, divertida, blanca, para todos los públicos y de buen rollo como es “La aparición”, de Menandro. Enhorabuena a todos.